Me he ido de rebajas. Sí, sé que no debo -realmente no puedo- y soy consciente de que este post me puede costar la concesión del subsidio Prepara, pero necesitaba darme una alegría. En mi defensa alegaré que no he invertido ni la décima parte de los mil euros que una señora del Barrio de Salamanca confesó haberse gastado en respuesta a una pregunta de Thais Villas para un reportaje de El Intermedio. Que no digo yo que si tienes pasta no hagas con ella lo que te salga del coño pero vaya, que tal y como está el país y tal y como está el mundo quizás deberías de tener un poco más de recato a la hora de hacer determinado tipo de declaraciones públicas. ¡Pero con los ricos hemos topado!
Mi presupuesto se ha adaptado a ese momento del mundo Inditex de: «todo a 5,99» o a «7,99», pero conste que no tanto porque las circunstancias no me permitan mayores despilfarros, sino porque es cuando mejor se compra si lo que realmente quieres es un capricho que te levante un poco la autoestima que el SEPES se ha vuelto a cargar. Es ese momento en el que aparecen las prendas que nunca has visto, tal vez porque provengan de otra tienda o porque realmente son de otra temporada, algo ilegal, todo hay que decirlo. El caso es que, por lo menos, no saldrás a la calle uniformada, aunque sí algo avergonzada, porque por muy diferentes que sean tus compras, el Made In… tendrá un mismo denominador común, el de la explotación y nuestras contradicciones.
Aimara y el dentista
El año y la legislatura han acabado con la trampa estadística de menos paro pero también menos trabajo. Y el año ha comenzado con más de lo primero, con un repunte del desempleo. En este escenario, yo he agotado mi prestación, ingreso en la categoría de parada de larga duración, aunque en mi caso no sea exactamente así, pero el año en Ecuador no cuenta a estos efectos. La verdad es que es una sensación extraña. Es un vértigo nuevo el que te invade, aunque tengas recursos para aguantar un tiempo. La frustración, la angustia y la impotencia que has sentido hasta ahora se multiplican en el mejor de los casos, cuando no te paralizan. Y tienes miedo a ir al dentista. No, no es una licencia literaria, es la realidad que el otro día contaba Aimara en la Cadena Ser, que es coma la realidad de todos. Supongo que porque el dentista no está en la Seguridad Social, quizás porque dentro de los mil y un imprevistos que te puedan surgir y a los que no podrás hacer frente, el subconsciente se impone y elige el dentista como metáfora del pánico, porque es una de las experiencias médicas más desagradables.
Cuando oí su testimonio en la radio sonreí y comencé, instintivamente, a comprobar con mi lengua que eso que se intuye como un principio de caries en la muela izquierda es sólo eso, un principio o una obsesión.
Serotonina y orfidal
Escribo esto desde una sala de espera, pues si alguien ha salido beneficiado de la crisis es, sin duda, la industria farmacéutica. Una señora me pregunta si soy escritora, porque ella sí lo es pero la musa sólo se le aparece a las seis de la madrugada. Su primera novela tiene un único protagonista, su perro Bruno, y la última, inacabada, tiene 20, la principal: una monja borracha. No la busquéis en las librerías, porque hasta donde entendí se autoedita y no vende todo lo que le gustaría pero, como la señora del Barrio de Salamanca, se puede permitir no dedicarse a ninguna otra cosa para vivir, sólo que ha preferido la literatura a las compras. Ella entra antes que yo en la consulta, desconozco su mal, aunque claramente no tiene nada que ver con el mío. Yo, como una más de esos cuatro millones de individuos que somos noticia cada primeros de mes, necesito química que me tranquilice y serotonina que supla la alegría que antes me daban poder viajar o comprarme algún vestido de temporada. Hoy, además, creo que me voy a saltar la prescripción y va a caer un orfidal de más porque no entiendo nada.
Pasen y vean
Pese a lo mucho que le ha gusta al gobierno criminalizar el paro y considerarlo un chollo del que solo se aprovechan vagos y maleantes, que pretenden vivir a la sopa boba a costa del Estado, convendría recordar un par de cosas. Primero, que es un derecho adquirido por lo que cotizamos y los impuestos que nosostros SI hemos PAGADO durante nuestra vida laboral. En segundo lugar, invitaría a sus señorías a sentarse, simplemente sentarse una mañana entera en una oficina del Inem a ver la vida pasar. Porque la vida pasa más por allí que por los corrillos del Congreso o de la Moncloa, créanme. Se trata sólo de observar, sobran las palabras, sobran las preguntas para poder recrear la realidad que se oculta tras cada cita previa.
Yo suelo acudir con mis mejores galas porque me encanta comprobar cómo funcionan los prejuicios y la indiscreción. Cómo te escrutan de abajo a arriba y de arriba a abajo porque no cumples con el estereotipo, con el perfil estético que se nos ha asignado.
Tres acciones y a vivir
El caso es que tras más de 600 días currando en eso que llaman búsqueda activa de empleo, que es un poco como la labor de las amas de casa, un trabajo arduo, apenas valorado, poco gratificante y no remunerado, y resulta que es ahora cuando te tienes que registrar en portales y ETTs. Es sólo ahora cuando tienes que mover el culo, en el período de los dos meses posteriores a la finalización de la prestación; moverlo y justificar que lo has movido. Por ejemplo, que el propio gobierno te ha incorporado en un programa de Recolocación en Noviembre, tienes que pedir a la agencia correspondiente que cambie la fecha de registro y conste con día de hoy o apuntarte tú a una nueva. Que quizás tengas una entrevista después del día 21 -mi fecha límite- quedaría fuera de la solicitud. Se trata de demostrar que has realizado tres acciones:
-Trabajo de 1 día cuenta como 1 acción
-CVs son 1 acción cada tres, a empresas distintas, obviamente
-Inscripción en dos portales suman también 1 acción (etc)
A partir de ahí, una vez concedida… acuérdate de poner el cuño a la tarjeta y después, como si te la quieres rascar a cuatro manos; digo yo, porque el sistema mucho seguimiento no va a hacer y mucha preocupación y orientación laboral tampoco te va a ofrecer. Lástima no haberlo sabido antes y lástima ser tan responsable, porque está claro que lo de buscarte la vida desde el día uno que te quedas en la calle no entra en la cabeza de nuestros gestores.

Mis cropped son los de la derecha pero, obviamente, no son de Chloe, 7,99 insisto
A falta de gobierno, súmate al cropped
Estos días en los que damos vergüenza ajena por nuestra incapacidad para desbloquear la formación de gobierno, yo sí he vivido mi desbloqueo personal con la lectura, uno de los daños colaterales del estado de inestabilidad y decaímiento al que te puede llevar no trabajar. Y como no tengo término medio, me he dejado los ojos y el sueño en páginas y páginas de buena literatura. Casualidades de la vida, pero fueron varias las citas en las que se referían a la pérdida del empleo como otro tipo de muerte, aunque haya sido por decisión propia. Porque no se trata sólo de la subsistencia, de lo material, de lo más inmediato: cubrir las necesidades básicas, se trata de mucho más.
Pero como también decía mi bien querido Ramón Lobo, sólo perdí el trabajo, no el sentido de las cosas, así que, con su permiso, pongo punto y final, me visto de estreno y me voy a tomar una caña que, con dignidad, nadie se va a dar cuenta de que voy de saldo.
Viva el 7,99 , aunque haya contradicciones. Bien lo mereces!