… y confieso que he comprado 😉
Un casi shopping
Y en un mundo, en un planeta en el que ya nada es lo que parece, en el que ni la Patria es madre ni vieja es ya Europa, las opciones se limitan: O volver a la nave o calzarse el pie gigante y caminar; con la cabeza saturnal, con la mirada abierta a nuevas especies y con los tacones dispuestos a recalcular también las coordenadas de la perspectiva. Para reinventar-se, para reciclar-se, para descubrir, re-descubrir y ser descubiertos por uno mismo y por el que tenemos al lado. Tan cerca, tan lejos.
Y si toca o cuando toque, hacerlo… «guardando escondida una esperanza humilde, que es toda la fortuna de mi corazón».
Mi alijo, mi fortuna.