¿Y por qué no?
¿Por qué no reconcer el trabajo de todo aquel que re-interpreta lo identitario y consigue incorporarlo a nuestros armarios cada vez más uniformizados?. El debate está abierto, sobre todo en el caso del fotógrafo peruano, donde la delgada línea roja entre el espectáculo, lo comercial y la convicción o implicación con el artesanado puede ser más frágil.
Cuando Mario Testino el año pasado inauguró la muestra Alta Costura en el Instituto Español Reina Sofía de Nueva York no dejaron de caerle reproches desde los sectores más indigenistas por considerar racismo vestir a mujeres americanas o europeas con las versiones «customizadas» de las ropas tradicionales.
Él ha cometido el delito de fotografiarlas, pero no son pocos los diseñadores que ya se animan, por lo menos en Perú, ha reivindicar la tradición adaptándola a modas y a las nuevas generaciones. El propio gobierno ha visto en esta actitud una forma de hacer «marca» del País y, al mismo tiempo, negocio. Toda vez que se cuenta con la materia prima y manos expertas frente a las imitaciones a base de polyester y talleres clandestinos, que desconocen, además, la historia de lo que se está diseñando y acaban ofreciendo un producto clasificable en la etiqueta genérica de «folclórico».
Aquí en Galicia, el trabajo de Eferro gana adeptos por donde quiera que va y está cada vez más diversificado, y al futbolín que presentó hace apenas unos días me remito. Sus puntos de venta y de promoción, sin embargo, aún no han dado ese paso de la feria, salón, taller de artesanía a, por ejemplo, una portada en Vogue. Tampoco sé si es esa su aspiración. El hecho es que un salto de estas características parece que, entre algunos sectores, desvirtuaría la esencia misma de este tipo de trabajos y de ahí su condena.
Evidentemente, tampoco a mí me gustaría que los zuecos que tanto ansío y que están cociéndose en tan maravillosas y familiares manos acaben convirtiéndose en las nuevas Hunter de todas las niñas que aspiran a ser It Girls pero tampoco creo que sea malo en sí mismo, no sé, por ejemplo ver desfilar un impresionante Alta Costura calzado con una pieza con tanto valor estética y culturalmente añadido.
Desde luego, cuando en menos de 15 días yo dé el salto desde Fisterra -el fin del mundo- a Ecuador -el centro del mismo- con mis botas rosa y cebra lo haré por diseño, claro, pero también por convicción y autoreivindicación, como marca orgullosa de la casa, tradicional y moderna, de la que provengo y que, temporalmente , ahora abandono.
——————————————————————————————-
Eferro estará presente este fin de semana en la III Feria Corazón da Artesanía de A Golada, sé que es temporada de Festivales pero con un poco de organización se puede hacer un poco de todo, sobre todo teniendo en cuenta que va a llover así que entre música y música no vamos a poder hacer tiempo torrándonos en la playa 😉