Es época de Monzones, así que ni con esas. Las planchas del pelo han sido un trasto en balde, y conste que optar por mochila en vez de por maleta tenía mucho que ver no solo con el tipo de viaje sino con la sana intención de aprender a soltar lastre.
Ya nos lo había advertido, además, la periodista Lola Hierro, lo de las planchas, en su reportaje sobre consejos a la hora de viajar sola… o con una amiga, que para el caso es lo mismo o peor, planchas al cuadrado.
Pero vayamos a lo importante, y es que 17 horas después de haber pateado Madrid para encontrar un corrector de ojeras; de haber cenado en un Macdonalds en Dubai y de haber volado en el Golden Plane de Emiratos Árabes llegamos a destino y sí, llovía.
Nueva Delhi nos recibió caótica, aunque mi guía se empeñe en decir que es ordenada, mojada y húmeda. Nueva Delhi me nubló la vista al bajar del taxi, empañando de vaho mis gafas, y nos recordó que somos turistas accidentales, así que lo de las planchas y el corrector, como que no; era, evidentemente, pura ironía.
Toma de contacto
Ya con los pies en el charco, el ruido te sorprende, pero te atrapa el desorden; ciertos temores te asaltan, pero sucumbes a dar, al menos, la primera vuelta, la primera toma de contacto, precisamente porque huele a tierra mojada y porque la gente, además, sonríe.
Reconozco que me dan miedo sus ojos, pero al menos miran de frente, y todavía es pronto para conseguir distinguir las castas, aunque ya sé bien quién no correrá la suerte del protagonista de Slumdog Millionaire.
La calle
La primera en la frente, nuestro primer caso de “acoso” y «limosna», y como no podía ser de otra manera fue de mujeres y niños. Paramos en una librería y compramos la obra de Vassanth Kannabiran: Confrontando castas, clases y género, porque nuestra supuesta tarea se presenta, si cabe, más difícil de lo que imaginábamos, visto lo visto y aún no hemos visto nada.
De vuelta al hostal, no somos ajenas tampoco a nuestro primer intento de timo, eso sí, el chófer se vanagloriaba de presidir su Tuc Tuc con el lema We respect women.
Una declaración de intenciones muy «oportuna» que lo dejó en peor lugar de lo que él pretendía y, obviamente, sin dos clientas. Porque es verdad que huele muy bien a tierra mojada así que, caminemos y que le den al chófer y a las planchas! Continuará.
(Nota: GHD es el nombre de una prestigiosa marca de planchas del pelo)