… que aún está de cuerpo presente. Entre tanto ruido, ya no sé bien a quién atribuir eso de que no hay nada más triste que morir sin recuerdos porque sí, reitero, murió de la evolución de su alzheimer, no de ningún otro eufemismo y si hay formas de morir también hay formas de convivir con una enfermedad, llamándole a cada cosa por su nombre y si no que se lo pregunten al hombre radiactivo o al hombre bicicleta, cuchara, manzana.
Morir sin recuerdos es triste; morir sin memoria histórica, arriesgado; morir solo supuestamente tan acompañado, trágico, para el personaje, para la historia y, sobre todo, para el ser humano. Más que morir yo diría que Suárez dimitió; ya lo había hecho una vez, en lo político, ahora lo ha hecho en lo personal pero de forma similar, traicionado por sus más allegados, muchos de esos que hoy lo lloran y lo glorifican.
Además de preguntar si debía llevar calcetines para subir al cielo, mi madre sugirió que mejor un funeral cantado, por aquello de que la música clarifica mientras que la simple oración fúnebre perturba. Por eso hoy, Anne, canta a la memoria y, con la misma, no se disfraza de falso luto sino que se viste de sincero alivio y sigue callando.
Silencio, se rueda.
https://www.youtube.com/watch?v=JDW8ShGqSO4