Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Jueves de la Ascensión.
Ascensión rima con Entronización y semánticamente incluso parece que están relacionados, ¿no?. El pasado día 19, sin embargo, fue Corpus y hoy, lo sé, no es jueves.
El caso es que el rojo, el amarillo y el malva, que también son tres, fueron colores prohibidos esta semana y las Reinas de las que yo quiero hablar, María y Coralia, vestían, en sus tiempos, de tal guisa y no: Abrigo y vestido en color blanco roto, con un cuello joya, con incrustaciones en degradé en cristales rubí, ámbar y rosa talco, con micro perlas en crema, como Letizia, ya reina consorte de España. ¡Así que como para haber hablado/escrito antes sobre ellas!
Tras cuatro horas ininterrumpidas de fiel seguimiento de los fastos reales, he sido incapaz de absorber ningún ítem informativo más sobre los mismos durante estos días; solo sé que el titular tan burdamente forzado al final del discurso por el equipo de comunicación del nuevo Rey no ha cuajado.
Monarquía renovada para tiempos modernos cuando, hasta el momento, tan solo asistimos al viejo truco de depilarte de urgencia con cuchilla porque ese día no contabas con echar un polvo.
La cuchilla hace que el pelo crezca rabudo y eso rasca, así que más que renovados y modernos, en el imaginario colectivo solo pudo quedar tufillo a naftalina y a rancio abolengo. Realismo en alerta frente a nostalgia aliviada, porque, por una vez, un crucifijo y una misa -o mejor dicho, su ausencia- no han dan la medida de nada. El hombre no se hizo carne y habitó entre nosotros, el hombre se subió al trono, mañana se va al Vaticano y nosotros…
Realismo en alerta pero obligada o auto-obligada contención. Suerte que, pese a haberle quitado el malva, la bandera sigue siendo de colores: Rojo y gualda y que las señoras se decantaron bastante por el tono de moda: El coral, aunque de forma exageradamente mayoritaria; buena prueba de que todas leen la misma revista y todas frecuentan los mismos números de La Castellana. Ergo, pese a un discurso de la España diversa y plural la realidad cromática va a seguir siendo bastante uniforme, aunque la tele ya no sea en blanco y negro.
El resto del atrezzo fue una combinación de géneros más bien oscura; algo inquietante en el caso de las jóvenes princesa e infanta; algo fúnebre en las gradas del hemiciclo; muy chony en el besamanos y romántico-celestial en el duelo de cuñadas. ¿O pensáis que fue protocolo el que decidió que Letizia y Elena coincidieran en vestir casi inmaculadas?. No sé si hay foto pero no me cabe la menor duda de que Letizia fue virgen… en alguna de las navidades de su colegio.
En este contexto y con tal puesta en escena yo creo, por tanto, que la Ascensión habría sido un jueves mucho más propicio para el ejercicio de «memoria histórica» al que hemos asistido.
Sería bonito creer que no se decantaron por tal fecha porque ese día ya había otro evento comprometido en agenda. Sería bonito creer que los resultados de las elecciones europeas y la supuesta alta política no ha tenido nada que ver a la hora de precipitar un proceso que a más de una nos ha pillado despeinadas y, menos mal, a punto de abandonar el país. Pero más bonito aún sería ver a Elena y a Letizia homenajeando a María y a Coralia.
La putada es que la de estas mujeres gallegas en vez de histórica es una «memoria oxidada», como escribió Nacho Mirás cuando descubrió que sus restos yacían bajo ruinas en el cementerio compostelano de Boisaca.
Cualquier momento habría sido bueno para recuperar y dignificar la figura de las locas más cuerdas de Santiago, más allá del folclore por lo llamativo de sus atuendos y el desparpajo de sus comentarios mientras paseaban, a las dos en punto, por las calles de Compostela.
Cualquier momento habría sido bueno, pero creo que este año ha sido un momento aún mejor, por representar exactamente todo lo contrario a lo que hemos presenciado en la señal institucional, independientemente del canal elegido para seguir los fastos.
La memoria habla de su locura pero aunque en rigor sea cierta fue en todo caso una locura subversiva, una locura como reacción al maltrato de un régimen que, como hoy, se niega a lucir de tres colores, con lo que a ellas les gustaban los tacones, los polvos de arroz, los mantones, los rojos, los lilas… vamos, que hoy, más que locas, incluso podrían haber pasado por hipsters y la de disgustos que así se habrían evitado 😉
Un pequeño grupo de personas, a iniciativa del Ateneo de Santiago, puso en marcha desde hace un año una iniciativa para dar digna sepultura a estas mujeres y para que descansaran, de nuevo, juntas. Casualidades del destino han hecho que su merecido homenaje haya sido en uno de esos tres Jueves que relucen más que el sol, ese que rima con el de Entronización.
@Rabudo1 se encargó de poner la nota musical al acto, al ritmo de Vén bailar Carmiña y como ahora tiene superpoderes asegura que las vio taconear y menear alegres su faldas. Ajenos él, ellas y nosotros a que en menos de un mes tocaría, de nuevo, formar, y, quizás, volver a refugiarse en la clandestina locura tricolor de estas gallegas.
Por cierto, que ellas, como los Jueves, como Las Hijas de Helena... hubo un momento en el que fueron tres: Las tres Marías, conocidas también por Libertad, igualdad fraternidad o Fe, esperanza y caridad, cuestión de bandos.
CRÓNICA TWITTER-VISUAL
El jueves hay programado un escrache a la democracia en el Congreso. Dentro @gerardoTc
Salid guapos a la calle. En algún momento saldréis en Cuéntame @xerguio
Letizia tiene tantas operaciones que ya parece otra persona. Rania de Jordania concretamente. Modo me encanta que los planes salgan bien. @missbkayser
En general que poco gusto en el vestir hay por las gradas… Madrinas de pueblo por doquier. #FelipeVI @bibianacandia
Si hasta lleva las tetas caídas pero Isabel, ¿qué te ha pasado?, añado.
Machirulismo al fondo. Estupidez en primer plano @AnitaBotwin
Estupidez y/o Chonismo, añado
“Es como una náusea, Simone; una percepción de que el infierno son los otros” @Petekin