Me llamo Anne Merkel y nací, tal día como hoy, en Saturno. Sí, el día de San Valentín, debe ser por eso que me quiero tanto a mí misma… ¿o lo del ego será más bien porque mis novios duran menos que una colección crucero?.
Soy extraterrestre y por eso, porque vivo a 16.000 millones de kilómetros de la tierra, tengo la mejor de las perspectivas.
Como proletaria de la feminidad, en mi primer viaje a París no visité Le Louvre, sino la maison de Coco Chanel en la rue Cambon 31. Pero ojo!, que ella, la más grande, la única, nunca llevó perlas en las orejas.
Así que haced como yo, usadme como guía de autoayuda y aprenderéis a lucirlas sólo si provienen del libre mercado.
Las mías son senegalesas, compradas en las playas de Cerdeña, todo un acto de provocación en territorio berlusconiano y de reivindicación en mares próximos a Lampedusa. Para que luego digan que la moda no puede y debe ser subversiva.
Por cierto, que lo de las perlas en las orejas era metáfora, pero ya me iréis entendiendo 😉