«En una imagen de finales de agosto del año pasado, que parece oler a sur, a olivos, a bohemia y a amistad, se ve sobre la cubierta de un barco a un grupo de chicas que lucen bronceado natural, vestidos blancos, coronas de flores y sandalias. En esa foto está Tatiana Santo Domingo y Carlota Casiraghi. <Fue una sorpresa que me prepararon mis amigas, me pidieron que me pusiera un vestido rojo y elegí uno de Missoni y ellas se vistieron todas de blanco>.
En un universo poblado de it bags, siglas y códigos según el que todos se parecen, Tatiana tiene un singular estilo hippy-chic, <mi madre es cinturón negro de shopping en mercadillos, siempre nos vestía con chilabas, saroules… nos encantaba ir a los zocos>. De hecho, nos comenta que con su sencillo vestido de novia blanco de la última colección de Valentino para casarse con el hijo de Carolina de Mónaco no sabía qué bolso llevar y se decantó por una mochila (<unos bolsitos de fibra vegetal fabricados por las mujeres indígenas de Colombia y de la frontera de Venezuela>)»
A parte de la preocupación por el bolso, me imagino que todas las mañanas se debate entre sus pobres y sus trapos, los de su armario, digo, no los de los indígenas, y por eso decidió crear www.muzungasisters.com (viajeras, en swahili) una marca ética, también definida como prendas solidarias en la literatura Davos.
– (…)
– ¿Qué si es comercio justo?
En palabras de la susodicha es comercio inteligente y ético, «porque es negocio, pero no caridad, de hecho a los artesanos indígenas, la mayoría mujeres, los tratamos como si fuesen socios de pleno derecho y les pagamos el 50 por ciento en el momento del pedido, algo que practican muy pocas marcas hoy en día».
No me preguntéis por qué pero mientras escribía/transcribía esto no podía sacarme de la cabeza como banda sonora It’s a beatiful day y no podía visualizar otra cosa que no fuera: «Nosotros, los indígenas».
Porque España, en esto de la solidaridad o la caridad, corre el riesgo de pasar de ser país donante a ser a país receptor -y no sólo por el rescate bancario-, que por eso han venido Bono, Tatiana y la trenza de Timoshenko a protegernos.
Bueno, miento, Tatiana no fue a Dublín -no el pasado fin de semana, al menos- y la «princesa ucraniana» y el «filántropo irlandés» han optado por el cine y no por la moda para tan gentil y altruista tarea. 
Porque instar a la UE a hacer una campaña en toda Europa para animar a todos a viajar a este país a pasar aquí las vacaciones y consumir productos typical spanish sólo puede ser parte de un guión propio del «landismo», con Timoshenko como principal protagonista, vale que no es sueca, pero… es rubia y en un momento dado puede desmelenarse y… adiós trenza 😉
(Leído en Elle, yo sólo puse bien las comas en la transcripción y los puntos sobre las íes en mi texto)


